Para prevenir vicios técnicos y malas posturas corporales que puedan derivar en como mínimo molestias musculares, lo mejor es ponerse en manos de un buen profesor de golf.
La controversia envuelve el origen de la palabra spa. Según algunos estudiosos del asunto, procede de la ciudad belga Spa, conocida por sus baños termales y sus excelentes fuentes naturales desde la época romana y mencionada por Plinio el Viejo en ‘Naturalis Historia’ en el siglo I de nuestra era. Según otra versión, el término es en realidad el acrónimo SPA: salus per aquam o sanitas per aquam (salud a través del agua), ya que éste era un concepto muy arraigado en la cultura romana, donde eran famosas sus termas.
Sea como fuere, los ancestrales baños romanos y árabes se han transmutado en la actualidad en los modernos spas, unos establecimientos en los que el agua obra maravillas sobre cuerpo y mente. Y son precisamente estos dos elementos los que entran en juego en un deporte tan complicado y placentero como el golf.
Los beneficios que un spa proporciona a cualquier persona son numerosos e irrefutables. Piscinas, jacuzzis, hidromasajes, chorros, sauna, baños de vapor…, todas las modalidades contribuyen al bienestar físico y psíquico.
Aunque podría aplicarse en general a todas las personas, los spas procuran ventajas adicionales a los golfistas, quienes, por las características de este deporte, se ven obligados a la adopción de posturas forzadas y a la realización de torsiones bruscas. La repetición de movimientos siempre al mismo lado genera desequilibrios de la musculatura. La brusquedad del propio impacto contra la bola y la vibración que ésta genera suponen un riesgo para todo el sistema musculoesquelético. La mayoría de las lesiones dentro del mundo del golf están provocadas por sobrecargas que afectan, sobre todo, al hombro, codo, muñeca, región lumbar y rodillas.
No realizar el swing de manera correcta, llevar un equipo que no esté adaptado a las características del golfista y no realizar un calentamiento adecuado van a ser factores muy importantes en la aparición de dolencias musculares, que podrían llegar a convertirse en lesiones si no se atajan a tiempo.
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Para prevenir vicios técnicos y malas posturas corporales que puedan derivar en como mínimo molestias musculares, lo mejor es ponerse en manos de un buen profesor de golf.
Pero para eliminar el estrés que provoca el juego del golf y la tensión muscular que lleva aparejada su práctica, nada mejor que un spa con su hidroterapia y, si cuenta con esa opción, unos buenos masajes relajantes.
Pitágoras recomendaba mucho a sus discípulos el uso de los baños fríos para fortificar el cuerpo y el talento. Hipócrates, el padre de la Medicina, también alabó las propiedades saludables de los baños, a las que añadió las frotaciones o masajes. No estamos en la Antigua Grecia y ahora es muy sencillo calentar grandes volúmenes de agua y disfrutar de los placeres de los baños calientes.
Los beneficios que proporciona un spa derivan de tres principios simples que afectan al cuerpo: calor, flotabilidad e hidromasaje.
El agua caliente causa la relajación de los músculos y tiene efectos antiinflamatorios y sedantes. Por otra parte, la sensibilidad del sistema nervioso central se relaja, ya que el cuerpo centra su atención en la ganancia de calor, y esto también incrementa el bienestar corporal. Los tratamientos en un spa consiguen que la persona se aísle del exterior, olvidando el estrés y centrándose en su propio cuerpo. Al relajar el cuerpo la mente también se relaja y, el malestar psíquico desaparece.
Rodillas, codos, pies, tobillos… las articulaciones entran constantemente en juego durante la práctica del golf y se ven obligadas a soportar una gran tensión. ¿Quién no ha padecido o no conoce a alguien que en algún momento haya padecido un dolor articular? Cuando uno está sentado en un spa, la flotabilidad natural del agua ‘reduce’ el peso de nuestro cuerpo en un 90 por ciento. Esto disminuye obviamente la tensión en las articulaciones, dándoles un merecido descanso en su rutina diaria. Mientras uno se relaja en la bañera de hidromasaje, la presión se reduce en gran medida en todos los músculos y articulaciones.
Todo aquel que haya sentido el efecto del agua y el aire proyectados con fuerza sobre el cuerpo en un spa habrá podido comprobar sus evidentes beneficios, tanto en el aspecto físico como en el relativo a contrarrestar el estrés. Lo mejor de este masaje terapéutico es que uno lo puede controlar a placer dependiendo de la intensidad que deseemos sentir y la parte del cuerpo donde queramos aplicarlo.
[Tweet «Como hemos visto, los spas son unos grandes aliados de los golfistas… y el mejor sitio para rememorar, sólo o en compañía, los grandes golpes que pegamos en el campo.»]